Por: Miguel Espinoza | Lunes, 12/11/2012 04:39
PM |
I-. El vallenato como expresión y creación musical del pueblo de
Valledupar, una subregión de la costa Caribe de Colombia, ha contado en su país
natal, con detractores y críticos, quienes sostienen que este género ha sido
financiado desde sus orígenes por el
narcotráfico, políticos corruptos y el paramilitarismo colombiano, para permear los estratos bajos de la población neogranadina, ganar adeptos e involucrarla en el conflicto violento que vive esta nación desde el siglo pasado.
narcotráfico, políticos corruptos y el paramilitarismo colombiano, para permear los estratos bajos de la población neogranadina, ganar adeptos e involucrarla en el conflicto violento que vive esta nación desde el siglo pasado.
Quienes suscriben tales cuestionamiento se agrupan en un frente denominado
“Frente Antivallenato” (FRAVA); y plantean que fue el expresidente Alfonso
López Michelsen, en 1966, quien promovió la creación del departamento del Cesar
repartiendo 500 acordeones por toda la provincia con el objeto de ser nombrado
su primer gobernador. El escritor y crítico, David Sánchez Juliao se pregunta:
¿Por qué el vallenato ha puesto tantos ministros, como ninguna otra música
colombiana?
Destacan además, que El Vallenato está comprometido con el paramilitarismo, a
tal punto, que una agrupación de este género saludó y rindió honores al jefe
paramilitar de Valledupar, es decir, al jefe de las autodefensas, tomando así
sus canciones, partido por una guerra fratricida que ha socavado las bases de
la estabilidad social y política de Colombia. De hecho, los Hermanos Zuleta,
escribieron la canción ! Viva la tierra Paramilitar!
La Fiscalía Quinta Especial de Valledupar ordenó la captura del cantautor
vallenato Tomas Alfonso ‘Poncho’Zuleta Díaz, por supuestos favorecimientos a
paramilitares. Al parecer el cantante vallenato resultó implicado por
declaraciones dadas por un ex paramilitar conocido con el alias de ‘cocoliso.
(Vallenateando.net, 01/13/2010).
Valledupar, es un importante centro para la producción agrícola, agroindustrial
y ganadera en la región comprendida entre el norte del departamento del Cesar y
el sur del departamento de la Guajira. En la zona (alrededores de la Sierra
Nevada de Santa Marta); los sembradores de marihuana “marimberos”, apoyaron enfática
y decididamente esta naciente expresión popular. Por su parte, algunos grupos
vallenateros elogian en sus canciones a narcotraficantes colombianos; entre
otros al Gavilán Mayor “Encho” Pitre. (Jorge Nain Ruiz, El Vallenato y el
paramilitarismo. 20/11/2006)
Para este colectivo, el vallenato no es más que la victoria del facilismo “sin
letra el vallenato es un sonsonete: sin preludio, intermedio ni final”
Concluyen realizando un llamado a la sociedad colombiana para que se suscriban
al FRAVA y permitan, propicien y garanticen la difusión de otros géneros
musicales que no se cuadren con los narcoparamilitares ni mucho menos con
políticos corruptos.
Aunque difiero de este planteamiento, por cuanto este género musical no es
propiedad del paramilitarismo ni del narcotráfico (de hecho Julio Conrado es
exponente de la poesía de las FARC a través del vallenato y otros géneros), no
obstante, estoy convencido que ha sido utilizado como instrumento de
penetración cultural en Venezuela por el Plan Colombia.
Desde hace varios años, este género musical viene tomando auge a lo largo y
ancho de todo el territorio nacional. Se posicionan en emisoras comerciales, en
las camionetas por puestos, Jeepses, autobuses, vendedores ambulantes,
telenovelas, bares, burdeles, restaurantes, cervecerías, tiendas, centros
comerciales, zonas rurales y urbanas, programas humorísticos, etc.
II-. A nuestro juicio, el vallenato actúa como un instrumento de penetración
cultural del Plan Colombia, que pretende trasladar el fenómeno de la violencia
a Venezuela, con el propósito de hacer mella a la Revolución Bolivariana. Los
Narcoparamilitares se proponen permear la sociedad venezolana, tal como lo
hicieron en Colombia, utilizando como instrumento al vallenato y las
narconovelas para penetrar con mayor facilidad e imponer un estado de sitio en
nuestras barriadas y urbanizaciones: tráfico de drogas, sicariato, trabajo de
inteligencia y saboteo al proceso político que se vive en Venezuela, sería uno
de sus propósitos y objetivos.
La penetración del narcoparamilitarismo en Venezuela no es una ficción, tiene
sus antecedentes inmediatos en 2004, cuando el 09 de mayo de ese año, se
produjo la captura de 153 paramilitares colombianos en la hacienda Daktari,
ubicada en el Hatillo, estado Miranda, quienes al son del vallenato planeaban
un atentado contra el presidente Hugo Chávez. José Ayala, alias
"Comandante Lucas", fue identificado como el líder de la operación.
Al ser aprehendido, Ayala confesó que el objetivo era asesinar al mandatario
nacional y llevar a cabo un asalto masivo contra instituciones militares como
la Guardia Nacional.
El plan estuvo coordinado por dirigentes políticos de la oposición venezolana y
el narcogobierno presidido por Álvaro Uribe, según lo afirmó Rafael García,
director de informática del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS).
García, procesado por sus nexos con el paramilitarismo, aseguró que miembros
del gobierno de Uribe se mantenían en contacto con políticos venezolanos para
planificar el magnicidio, que se realizaría con la colaboración de grupos
irregulares infiltrados al país por el exdirector del DAS, Jorge Noguera, quien
posteriormente fue condenado a 25 años de prisión por vínculos con las
autodefensas. Veinte y ocho (28) de los capturados en la finca Daktari habían
prestado servicio militar en Colombia. El silencio del gobierno de Uribe sobre
el caso en esa oportunidad enturbió las relaciones con Caracas.
Por su parte, el exgobernador del estado Apure, el capitán Jesús Aguilarte
Gámez, en el año 2009, solicitó un derecho de palabra en la Asamblea Nacional
con la finalidad de denunciar la penetración de paramilitares y
narcotraficantes en diversos estados de Venezuela.
Planteó la conveniencia de reestructurar todos los poderes en la entidad para
hacerle frente a la problemática que vive la región en materia de inseguridad,
paramilitarismo y narcotráfico. El caso de la situación fronteriza, de los
estados Apure, Táchira, Zulia y Amazonas, “es un problema de seguridad de
Estado y debe dársele prioridad en la agenda, así como se está dando en estados
fronterizos, llegará un momento que lleguen a Caracas y le van a tomar el
palacio de Miraflores al Comandante Chávez, ojalá nunca suceda”.
Indicó además el exmandatario regional de Apure, que la entidad vive una
invasión si se quiere silenciosa, los paramilitares afectos al gobierno
colombiano tienen planteado el control de la zona sembrando terror, muerte,
secuestros, vacunas, abigeato, llegando al extremo de que cobran porcentajes
por el ingreso de ciudadanos.
Precisó que en Guasdualito todo el mundo paga vacuna y “ahora van a San
Fernando lo triste es que hay gente de la Guardia Nacional, Disip, CICPC, DIM,
tribunal, fiscalía metida en el negocio, por eso es que se hace tan difícil
combatir el problema”.
Finaliza el exgobernador, señalando que los paramilitares son los que tienen
los recursos, manejan narcotráfico, tienen el apoyo del gobierno colombiano
compran fincas, propiedades, se meten en empresas y así van tomando espacios
como lo han hecho en Zulia, Táchira, Barinas, Mérida y lo hacen en Apure.
De hecho, los organismos de inteligencia han realizado algunas detenciones a
narcoparamilitares en distintas regiones del país En el estado Zulia detuvieron
a 15, en Nueva Esparta fueron capturados 12 y en Carabobo 11. Atrás quedaron
los días en que los dueños de los carteles de la droga se escondían en fincas
remotas, ocultaban su identidad y se resguardaban en zonas fronterizas.
De acuerdo con el más reciente informe de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA),
16 (19,04%) de las 84 personas solicitadas por tráfico de drogas en tierras
venezolanas-desde 2006 hasta lo que va de 2012- fueron apresadas en Distrito
Capital. (Últimas Noticias, lunes, 18 de junio de 2012).
Tradicionalmente, habían operado en zonas fronterizas donde existía menor
control de sus movimientos. Sin embargo, este fenómeno evidencia que
extendieron las zonas de sus operaciones y se incrementó la complejidad de las
redes.
Recientemente, en el marco de la campaña electoral el presidente Chávez
recorriendo las calles de la tierra natal del Gran Mariscal de Ayacucho,
Cumaná, el día jueves 23 de agosto, declaró que el candidato de la burguesía
nacional y del imperio es aliado de los paramilitares. Posteriormente, se
difundió en todos los medios de comunicación del país un video donde aparecía
un diputado muy cercano a Henrique Capriles, Juan Caldera, recibiendo dinero de
un empresario. Nos preguntamos, ¿Provendrá este dinero del
narcoparamilitarismo? Más aun, conociendo la cercanía de dirigentes de Primero
Justicia con Álvaro Uribe.
Hoy, ante el deficiente control migratorio en nuestra frontera con Colombia,
miles de ciudadanos neogranadinos se desplazan por todo el territorio nacional,
ingresando en esas oleadas cientos de narcoparamilitares, los cuales como ya
dijimos vienen a cumplir un objetivo. El Vallenato junto a las telenovelas
provenientes del vecino país, pasan a ser la bisagra, el vehículo o la
plataforma para sutilmente facilitar su penetración y aceptación en la sociedad
venezolana.
Su trabajo ha sido tan minucioso y sistemático, que actúa como una telaraña
involucrando a diversas personas en un entramado que desde distintos ámbitos y
espacios se propone instaurar, legitimar y naturalizar el vallenato como
instrumento de dominación cultural en Venezuela. Sólo basta recorrer nuestra
geografía nacional para corroborar tal afirmación. El auge del vallenato y con
ella la invasión paramilitar en Venezuela, debe llamarnos a la reflexión y a
activar mecanismos de control e inteligencia social.
Afortunadamente ante el avasallamiento de este género musical que se ha erigido
como un ritmo que incluso ha desplazado nuestras expresiones musicales, el
Ministerio del Poder para la Educación ha prohibido el Vallenato y el reggaetón
de los espacios educativos ya que no promocionan la identidad cultural
nacional.
Sugerimos al Ministro de Cultura Pedro Calzadilla, darle mayor relevancia e
importancia a nuestra música organizando festivales de música folklórica
venezolana y conformando las casas de la cultura en toda la geografía nacional
para sembrar amor por nuestras raíces históricas y culturales. No es posible
que en Venezuela se presente a cualquier cantante de vallenato, como si fuera
figura de Hollywood. Mientras tanto, es lamentable ver a muchos de nuestro
cultores, cantautores y artistas muriéndose en la indigencia, como está
ocurriendo con el Tricolor de Venezuela, Víctor Morillo o como ocurrió con
Ángel Custodio Loyola o José de los Santos Contreras “El carrao de Palmarito” o
quienes fueron ignorados por los aparatos ideológicos de la burguesía (TV,
Radio, Prensa, Redes Sociales), a pesar de ser iconos de la cultura nacional.
A su vez, solicitamos a los organismos de inteligencia detectar a los elementos
irregulares en las barriadas y caseríos del país para impedir males mayores; y
a la sociedad venezolana no consumir narconovelas ni vallenatos que traen tras
de sí intenciones bien definidas que atentan contra la seguridad, soberanía y
defensa nacional. Hay que controlar la frontera de Venezuela con Colombia,
hasta tanto no se ponga orden a lo interno del país, de lo contrario la
situación se puede escapar de las manos y Venezuela puede ser víctima de una
agresión imperial como ya está planificado en el “Plan Colombia”.
lucha.armada@hotmail.com
Que se puede esperar? Este escrito es la estupidez más grande que jamás he leído en mi vida entera, escrita por un ser más bruto que cualquiera que es seguidor de la porquería q es Hugo Chavez, la bacana no difunda estos tipos de escritos porque generan debate y eso es lo q busca un escrito tan mentiroso y cínico
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