jueves, 8 de mayo de 2014

Conoce como esta ligado Jorge Celedón a Villanueva Guajira

El artista vallenato se reencontró con los recuerdos que lo han inspirado, sus parientes y los amigos de infancia. Jorge Celedón regresó a Villanueva con Elenco.

Aprovechó para cantarnos su más reciente tema, 'La invitación': "Saludo desde Colombia a todo el mundo / con esta canción que nace del corazón / Perdonen si con mi canto los interrumpo / Les pido tres minutitos de su atención...".

A 40 minutos de Valledupar, en el sur de la Guajira, Jorge Celedón recupera su identidad primaria: ¡Zongo! Así le llaman y le gritan en Villanueva, su tierra; como durante un concierto en Madrid (España), en el que entre la multitud se escuchó el sobrenombre que sus padres le pusieron y por el que supo que la voz provenía de un paisano: "No sé, ni mis papás me han podido dar una explicación clara de dónde viene ese nombre. Debe ser por el 'Zongo zorongo...'. Ha habido tantas canciones que mencionan esa palabra. Eso hace voltear más rápido a cualquiera que si gritaran '¡Oye Jorge!'".

En la tarima Escolástico Romero, en plena plaza principal de Villanueva, Jorge interpretó los primeros temas durante el Festival Cuna de Acordeones. Allí se despojó de esa timidez que todos le conocen, que lo hace tratar de pasar inadvertido y se empezó a poner la armadura con la que se ha convertido en uno de los más vendedores del momento.

"Hace 14 años que no venía a esta casa", dijo con la mirada perdida en el horizonte mientras veía el patio de tierra con árbol de higos en el centro. Allí, donde ahora vive un primo suyo, Jorge armó las primeras parrandas con sus amigos, en el barrio El Cafetal, el mismo que le sirvió de inspiración para una de sus canciones más conocidas y la que le cantó al entonces presidente George Bush, en la Casa Blanca: "Ese día el pueblo se enloqueció. Cuando Jorgito cantó 'Parranda en El Cafetal', la gente salió a las calles y se armó la fiesta", contó Jorge Juan 'El Negro' Orozco, uno de sus amigos de infancia.

Y Celedón aceptó el juego, por eso improvisó una parranda con esos cómplices de la niñez con los que todavía puede ser el mismo 'Zongo' tímido, callado, el que se escapaba a recorrer el pueblo en las bicicletas de su casi hermano Nilson Martínez.

"Oye mamá, en la puerta hay un señor que dice que es mi papá y que quiere hablar contigo. Dímelo ya, dime pronto por favor, porque si ese es mi papá, se los diré a mis amigos". El muchacho tenía 12 años cuando grabó 'Drama provinciano', la canción que entre juego y chanza comenzó a perfilar su camino. Sin duda tenía fuego en las venas y esa música ranchera que interpretaba su padre, Poncho, y los vallenatos de su tío Daniel habían sido heredadas por el peladito flaco.

"Era muy buen muchacho, siempre andaba cantando; pero no me imaginé que fuera a convertirse en lo que es hoy", dijo Olinda Celedón, su maestra de primaria, mientras con asombro se ponía las manos en la cara.

"Jorge era el músico -agrega 'El Negro'-. Con Margarita Socarrás, que tocaba la guitarra, hacían un dúo en todos los quinceañeros y las serenatas".

Luego vendría la oportunidad en el Binomio de Oro de América, cuando lo fichó Israel Romero y donde afinó las espuelas para unos años después aventurarse como solista.

Ya van seis discos propios y un Grammy Latino que lo han vuelto una celebridad en el pueblo de 21.000 habitantes, un personaje que, sin embargo, se lamenta de no tener el mismo tiempo para estar con sus queridos o para haber asistido al entierro de su abuela materna, Corina, un dolor del que aún no se recupera.

Celedón vive en Bogotá con su esposa, Lucía, y sus hijos 'Cata' y el pequeño Santiago, de 10 meses. Por esa rapidez con que se le pasan los días, tampoco pudo asistir el pasado 3 de enero a la Parranda de Amigos que siempre organizan donde Nilson... ¡Cosas de la fama!, y de una agenda que ahora lo solicita en escenarios de todo el mundo; esas cosas que incluso algunos habitantes no alcanzan a entender y por las que le reprochan.

¿Qué significa estar en un patio de Villanueva?
Es maravilloso para mí, hoy me cargué de recuerdos, hice un recorrido de la infancia y toda la vida en Villanueva. Aquí está la gente que siempre apoyó mi carrera, desde que participaba con canciones inéditas en el festival.

¿Qué imagen se le vino a la cabeza al entrar a su casa?
Me dio mucha tristeza porque había un palo de cotoprí y ya lo habían cortado, pues parece que con un fuerte aguacero se abrió un poco y tuvieron que acabarlo. Igualmente, todo está cambiado, se ve el paso de los años.

¿Cuál es la importancia cultural de esas parrandas donde hay verso, chiste y chisme?
La influencia de los amigos en la historia del vallenato es muy importante. Si vemos la historia de Escalona y de todos los que siempre les cantaron a sus amigos, cargarse de eso, de unas buenas amistades, es una base muy importante para un compositor, sobre todo vallenato. Nosotros nos alimentamos de vivencias. El entorno influye mucho y estoy muy orgulloso de los amigos que tengo desde que era niño.

Con Grammy a bordo y tanta fama, ¿cómo hace para no elevarse?
Uno no puede olvidarse de dónde viene, eso le enseña para dónde va, para dónde puede tirar. No se puede olvidar a la gente, pues sin gente nadie es famoso. Porqué portarse mal con la gente que lo ha llevado a uno donde está ahora.

'Parranda en El Cafetal' es un homenaje a todo eso...
Esa canción nació en Barranquilla, pero recordando las parrandas que hacíamos en el patio de mi casa. Sentí mucho orgullo cuando el presidente Bush pidió otra canción y comenzó a moverse escuchándola. Mira hasta dónde llegan las canciones y su influencia.

Los especialistas en vallenato dicen que usted fusiona ritmos, que es un atrevido. ¿Cómo hacer eso y seguir teniendo el respeto de los 'yuqueros' (al vallenato clásico le dicen yuca, pues dicen que es tan bueno como la yuca)?
Creo mucho en nuestras raíces y sé que todo nace con su raíz, pero hay que ponerle pie para que camine; si no, nos quedamos estancados. Esa es una de las ventajas de la evolución del vallenato, que cada quien ha puesto su cuota para que camine. Escalona recibió el vallenato en una etapa y mira hasta dónde lo llevó, ahora un Wilfran Castillo, un Omar Geles, lo están recibiendo de otra manera y con otras influencias, y sigue caminando. Ahora con el vallenato romántico sigue muy vivo el vallenato tradicional en las voces de Poncho Zuleta, Diomedes... Y hasta hay algunos compitiendo con sus propios hijos.

¿Cómo respetar esas raíces y también ser comercial?
Hay que saber moverse y hay muchos detalles con los que se debe tener cuidado; por ejemplo, con la mezcla, no quitar una caja vallenata y una guacharaca por otro instrumento que no es el básico del vallenato. Ahora Jimmy (Zambrano, su acordeonero) está estudiando acordeones con sonidos franceses y a medida que se tiene más información hay que tener más cuidado, pues se pueden perder las raíces. Hay que destacar lo básico: la caja, la guacharaca y el acordeón.

Quienes lo conocen coinciden en que usted siempre fue un muchacho tímido. ¿Cómo hace para transformarse en un escenario?
En realidad no hay alguien más tímido que yo; y algunos confunden eso y piensan que soy creído. No me siento famoso y trato de estar entre los demás y como los demás; pero igual he sabido manejar la timidez.

Don Pedro Guerra, su abuelo, nos habló de El Manantial...
Era su finca, a donde íbamos y compartíamos con la naturaleza, con la ganadería. En medio de la fama del 'Oye mamá' (la canción 'Drama provinciano'), me tocó atravesar el pueblo con un burro cargado de leche y nunca me sentí famoso ni afectado por eso, pues tuve unas buenas bases y ejemplo de él. Siempre nos decía: "Dele pena que lo vean robando, ¡pero trabajando no!".

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